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Magisterio sobre amor, matrimonio y familia <br /> <b>Warning</b>: Undefined variable $titulo in <b>/var/www/vhosts/enchiridionfamiliae.com/httpdocs/cabecera.php</b> on line <b>29</b><br />
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[2152] • BENEDICTO XVI (2005- • EL MATRIMONIO, UNA INSTITUCIÓN DE DERECHO NATURAL

Del Discurso Desejei ardentemente durante la celebración de la palabra con los jóvenes en el Estadio Municipal de Pacaembu, São Paulo Quinta-feira (Brasil), 10 mayo 2007

2007 05 10 0005

Sed hombres y mujeres libres y responsables; haced de la familia un foco que irradie paz y alegría; sed promotores de la vida, desde el inicio hasta su final natural; amparad a los ancianos, pues merecen respeto y admiración por el bien que os han hecho. El Papa también espera que los jóvenes traten de santificar su trabajo, haciéndolo con competencia técnica y con diligencia, para contribuir al progreso de todos sus hermanos y para iluminar con la luz del Verbo todas las actividades humanas (cf. Lumen gentium, 36). [...]

Tened, sobre todo, un gran respeto por la institución del sacramento del matrimonio. No podrá haber verdadera felicidad en los hogares si, al mismo tiempo, no hay fidelidad entre los esposos. El matrimonio es una institución de derecho natural, que fue elevado por Cristo a la dignidad de sacramento; es un gran regalo que Dios ha hecho a la humanidad. Respetadlo, veneradlo. Al mismo tiempo, Dios os llama a respetaros también en el enamoramiento y en el noviazgo, pues la vida conyugal, que por disposición divina está destinada a los casados, solamente será fuente de felicidad y de paz en la medida en la que sepáis hacer de la castidad, dentro y fuera del matrimonio, un baluarte de vuestras esperanzas futuras.

Os repito aquí a todos vosotros que “el eros quiere remontarnos (...) hacia lo divino, llevarnos más allá de nosotros mismos, pero precisamente por eso necesita seguir un camino de ascesis, renuncia, purificación y recuperación” (Deus caritas est, 5). En pocas palabras, requiere espíritu de sacrificio y de renuncia por un bien mayor, que es precisamente el amor de Dios sobre todas las cosas. Tratad de resistir con fortaleza a las insidias del mal existente en muchos ambientes, que os lleva a una vida disoluta, paradójicamente vacía, al hacer que perdáis el bien precioso de vuestra libertad y de vuestra verdadera felicidad. El amor verdadero “buscará cada vez más la felicidad del otro, se preocupará de él, se entregará y deseará “ser para” el otro” (ib., 7) y, por eso, será cada vez más fiel, indisoluble y fecundo.

Para ello contáis con la ayuda de Jesucristo que, con su gracia, lo hará posible (cf. Mt 19, 26). La vida de fe y de oración os llevará por los caminos de la intimidad con Dios y de la comprensión de la grandeza de los planes que tiene para cada uno. “Por amor del reino de los cielos” (ib., 12), algunos son llamados a una entrega total y definitiva, para consagrarse a Dios en la vida religiosa, “eximio don de la gracia”, como lo definió el concilio Vaticano II (Perfectae caritatis, 12).

[Insegnamenti BXVI, III/1 (2007), 811-812]